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domingo, 22 de mayo de 2016

RECEPTORES DOR IMPLICADO EN LOS DESÓRDENES ALIMETARIOS




La obesidad y el exceso al comer suponen grandes problemas de salud para los países desarrollados. Estos desórdenes dependen tanto de la predisposición genética como del ambiente. El fácil acceso y disponibilidad de comida apetitosa contribuyen a la elevada tasa de obesidad actual: según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 13% de la población mundial adulta sufría obesidad en 2014, porcentaje que irá en aumento a lo largo de los próximos años.
Existen numerosas evidencias científicas que relacionan el consumo de comida apetitosa con el sistema opioide endógeno, una red de receptores neuronales vinculados a sustancias opiáceas como la heroína. Científicos del departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (DCEXS) de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), en España, han investigado el papel del receptor opioide delta (DOR) en la sensación placentera que obtenemos al ingerir comida apetitosa como el chocolate.
Las propiedades apetitivas de los alimentos provocan la activación del llamado sistema de recompensa en el cerebro, que se traduce en una sensación de placer. Esta sensación contribuye al deseo de repetir la experiencia, pudiendo resultar en este caso en un exceso de la ingesta que da lugar a sobrepeso o incluso obesidad.
La comida, igual que las drogas, activa el sistema mesocorticolímbico del cerebro, involucrado en el efecto placentero promovido por distintos estímulos, y puede desencadenar en respuestas adaptativas que recuerdan a las inducidas por las drogas de abuso.


El papel que desempeñan algunos tipos de receptores opioides en la obesidad y los desórdenes alimentarios es conocido. Sin embargo, poco se sabe de la implicación de los receptores DOR en estos trastornos.
En este estudio, el equipo liderado por Rafael Maldonado, jefe del Laboratorio de Neurofarmacología de la UPF, examina los receptores DOR en la respuesta de recompensa y en los cambios en la plasticidad cerebral inducidos por la comida apetitosa. Para ello, han utilizado ratones transgénicos que carecen genéticamente de este receptor.
Los resultados, publicados en Addiction Biology, revelan la implicación de los receptores DOR en los efectos de recompensa, motivación y comportamiento impulsivo inducidos por el chocolate. Aquellos ratones que no tienen receptores DOR parecen haber perdido la motivación hacia el chocolate, mostrando un descenso en el comportamiento compulsivo que el chocolate puede provocar en los ratones normales.
Este cambio se acompañó de una alteración en la plasticidad neuronal en las áreas cerebrales que controlan dicho comportamiento que también resultó dependiente de los receptores DOR.
Así pues, los receptores DOR están implicados en las propiedades motivacionales y la pérdida de control de la conducta que puede producir la comida apetitosa, así como en las respuestas impulsivas asociadas con la búsqueda de esta comida, dependientes todas ellas del sistema de recompensa del cerebro.
Estos resultados proporcionan nuevos avances en la comprensión de los cambios neuronales relacionados con comportamientos de búsqueda de comida que puedan desencadenar desórdenes alimentarios y destaca la relevancia de DOR como una posible diana terapéutica en estos desórdenes. 

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